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¿Llevas muchos años dedicados al aprendizaje de un idioma y sientes que todavía no lo dominas? ¿Cuántas horas de estudio le has dedicado a una segunda lengua y los resultados no son los esperados? Quizás el problema no sea el tiempo dedicado sino el tiempo destinado a las actividades que has realizado para intentar dominar el idioma porque, por poder, se puede llegar a ser bilingüe; la clave es el cómo.

Y la respuesta a esta pregunta, cómo se puede llegar a ser bilingüe, fue el tema central del Club de Desarrollo Personal y Liderazgo (CDPL) de este mes en el que contamos con el, entre muchas otras cosas, experto en aprendizaje de idiomas Richard Vaughan, creador y fundador del Grupo Vaughan y de su Método. “Más que de aprendizaje, prefiero hablar de “hacerse” con un idioma, y eso significa que esa persona domina dos lenguas y se maneja en entornos personales y profesionales con fluidez sin que por ello se reduzca su capacidad comunicativa, incluso cometiendo errores”, explicaba al inicio de la sesión.

“Lo que no podemos buscar es la perfección, porque no existe, pero si tener un manejo del idioma que nos permita entender cualquier acento para comunicarnos con cualquiera sin problemas”, añadía.

Invertir bien el tiempo

Decíamos al principio de esta crónica que quizás uno de los obstáculos en el camino hacia el bilingüismo es el cómo se reparte, habitualmente, el tiempo cuando decidimos aprender un idioma. ¿Cuánto tiempo de media a la semana escuchas información en inglés? ¿Cuántas veces pones en práctica lo que sabes enfrentándote a situaciones cotidianas? ¿Cuánto tiempo dedicas a asistir a clase? ¿Y a estudiar gramática y vocabulario por tu cuenta? Haz tus números…

Para dominar un idioma necesitamos como mínimo unas 3.000 horas de dedicación, pero lo importante, es en qué las invertimos”, explicó a los asistentes nuestro invitado. Para optimizar nuestro aprendizaje, deberíamos dedicar:

  • El 40% al estudio personal enfocado a desarrollar nuestra capacidad de comprensión auditiva (entender significados y matices) y a ganar agilidad verbal con la gramática básica.
  • El 40% a pasar apuros reales con el idioma, “a curtirse” porque para dominar algo, debemos practicar mucho y no buscar atajos.
  • El 20% a clases con un excelente profesor (si no te hace enamorar del idioma, quizás no sea el adecuado).

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“Comparemos el aprendizaje de idiomas con un piloto. El aula, las lecciones con el profesor, sería el simulador que utilizan para manejar aeronaves: sabes que no te vas a caer, no pasa nada si hay errores, el lenguaje es claro. Sin embargo, para ser piloto, necesitas salir al mundo real, probar, vencer el miedo. El piloto necesita horas reales de vuelo y tú, que quieres ser bilingüe, debes también enfrentarte a tus miedos y practicar en el mundo real”.

Los mitos se hacen trizas

Richard también nos ayudó a romper con ciertos mitos que siempre circulan entorno al aprendizaje de idiomas.

El primero es la edad, que no importa. “Mi mejor alumno de los miles a los que he enseñado inglés tenía 57 años cuando empezó su primer contacto con el inglés. A los 61, lo dominaba”. Pero no por arte de magia, “o por mí”, si no por el esfuerzo y dedicación diario. A lo que afectan la edad es al ritmo al que aprendemos todo en general porque “cuando eres niño, no te cuestionas nada”, y eso favorece la absorción de conocimiento a una velocidad de vértigo”, apuntaba Richard. Y, es evidente, que sólo si aprendes un idioma antes de la adolescencia llegarás a dominarlo a nivel nativo.

El segundo mito que desmontamos de su mano fue la creencia de que dominar un idioma significa saber hacer composiciones gramaticales altamente complejas, o utilizar vocabulario de lo más elocuente. “La clave está en dominar la gramática básica, en construir unos cimientos sólidos en el manejo de lo más simple: el verbo to be, to have, to want, etc. ¿Cuántas veces a la semana usáis en vuestro idioma el tercer condicional? Probablemente una o ninguna… en inglés pasa lo mismo, hay que dominar las expresiones básicas” si queremos llegar a ser bilingües. “Es como quien pretende hacer cálculo o álgebra avanzada sin saberse de memoria y sin fallar las tablas de multiplicar”, comparaba Richard.

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Y esto nos lleva al empeño por saber más phrasal verbs de los que un angloparlante domina. Son verbos que pueden ser perfectamente sustituidos por otros que probablemente ya conoces. “Solo los nativos conocen y manejan a la perfección los famosos y temidos phrasal verbs. Ni siquiera un holandés o danés tiene esa capacidad, pero no pasa nada. Es más, os aconsejo utilizar verbos de origen latino porque para nosotros conlleva a pensar que esa persona tiene altos conocimientos”.

El tercer mito, quizás el que más sorprendió al público, es la creencia de que viendo series o películas con subtítulos se “gana oído”. Para Richard, nada podría estar más lejos de la realidad. “El tiempo de diálogo en ellas es tan bajo que no es suficiente para hacer oído”. En su lugar, el compromiso que se debe adquirir cuando queremos ser bilingües es de dedicar al menos 30 minutos al día a escuchar a gente hablando el idioma que queremos dominar. “Lo que tenéis que escuchar son entrevistas a personalidades angloparlantes” del mundo de la política, el artístico, el deportivo… pero también TED-talks, la radio, las noticias, podcasts, audiolibros… Solo así se afinará el oído, descubriremos la correcta forma de pronunciar las palabras, de entonar las oraciones, de eliminar ruidos y, poder así, enfrentarnos a situaciones que suceden en la vida real, en la que no hay subtítulos y en las que por desgracia no puedes volver atrás para volver a escuchar.

Si quieres conocer más sobre cómo llegar a ser bilingüe, te invitamos a que veas este extracto de la entrevista a Richard Vaughan que realizamos en Blue red.

Si eres miembro, puedes acceder ya a la Know Box y ver la entrevista completa.

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