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Las emociones, sentimientos, deseos, afectos y motivaciones están presentes en todas las facetas de nuestra vida y en todo grupo humano.

Las emociones y sentimientos también están presentes y tienen un papel clave en los procesos de creatividad e innovación.

¿Qué emociones subyacen a la innovación? ¿Cuál es la emoción que la desencadena?

Podemos ser grandes expertos en gestión de la innovación pero encontrarnos con la falta de participación de unos equipos poco motivados; podemos dominar a la perfección distintas metodologías de innovación, pero no atrevernos a decir nuestras ideas en público; podemos estar ilusionados por un proyecto, y dejarlo a medias porque no hemos sabido superar una frustración o hemos optado por afincarnos eternamente en el “no tenemos tiempo para la creatividad”; o podemos tener una gran oportunidad en nuestras manos con todos los recursos disponibles, y desaprovecharla en la parálisis del temor.

La inteligencia emocional es la unión de razón y emoción en todos, o prácticamente todos, los procesos mentales. La innovación parte de la creatividad, de las nuevas ideas generadas que luego, mediante la razón, serán puestas en la práctica dentro de los procesos productivos empresariales o en cualquier otro ámbito.

Para la creatividad es necesaria la emotividad positiva. Son necesarios sentimientos como el optimismo, la confianza o la esperanza. En definitiva, un entorno emocionalmente positivo que permita expandir la mente para que la creatividad surja. Esto no significa que el momento en el que se produzca la creatividad no sea un momento difícil, o de urgencia competitiva. Pero los sentimientos mencionados resultan un factor muy importante para que la mente pueda volar hacia nuevas ideas.

Pero, además, para que estas ideas puedan surgir, es necesario el permiso para equivocarse, para probar, para crear, y que no sea el miedo al fracaso el que impida este proceso creativo, por lo que es también muy importante que las personas aceptemos ese permiso de errar en algunos intentos.

Una vez que esas ideas hayan surgido será la razón, el pensamiento analítico, el que hará que dichas ideas se trasformen en procesos, productos o proyectos.

En cuanto al sentimiento que subyace a esa generación de ideas, es ese deseo ardiente de conseguir algo, podríamos hablar del sentimiento que nos incita a crear, puede ser la ilusión de conseguir algo por lo que es determinante estar ilusionado, tener una emotividad positiva hacia el futuro para poder crear.

Confianza, esperanza, optimismo, fe… todos estos sentimientos inciden positivamente en el proceso de innovación.

Franc Ponti, uno de los autores más representativos sobre innovación empresarial en España, nos dice: “Alegrar la mente es una de las claves más esenciales del trabajo creativo. Sin alegría, sin optimismo, no hay fuerza creativa. Y eso hay que recordarlo cada día de nuestra apasionante existencia…”.

La Teoría del Flow

El doctor en psicología Mihaly Csikszentmihalyi, experto en creatividad, formuló la Teoría del Flow, o teoría de la experiencia óptima, en 1975 que publicó en un artículo que apareció en el Journal of Humanistic Psychology. El Flow o Experiencia Óptima es un “estado en el que la persona se encuentra completamente absorta en una actividad para su propio placer y disfrute, durante la cual el tiempo vuela y las acciones, pensamientos y movimientos se suceden unas a otras sin pausa”.

Se trata de ese momento en el que no eres consciente del paso del tiempo porque estás tan inmerso en una tarea y la disfrutas tanto que no eres capaz de pensar en nada más.

El nombre de la Teoría del Flow (Teoría del Flujo) se debe a que durante las entrevistas y terapias de este psicólogo, sus pacientes describían estas experiencias utilizando la metáfora de una corriente de agua que les llevaba hacia adelante.

El modelo de flujo se considera normalmente como la teoría líder de la felicidad basada en la actividad que a menudo se remonta a los puntos de vista de Aristóteles.

Las características comunes que tienen las experiencias para que sean óptimas y poder dejarse fluir, aunque no todos los componentes son necesarios para conseguir una experiencia de flujo, son:

  • Hemos de poder concentrarnos de forma plena en ello.
  • La tarea o meta es posible de alcanzar ha de tener unas metas claras.
  • Actuamos sin esfuerzo, totalmente concentrados y distanciados de preocupaciones.
  • El sentido de la duración del tiempo se altera. En el estado de flow las horas pueden parecer minutos mientras que en otras ocasiones unos segundos pueden transformarse en infinito. El reloj deja de ser un medio válido para medir la calidad temporal de la experiencia de flow.
  • Se crea un sentimiento de control sobre la situación o la actividad que elimina el miedo al fracaso.
  • Desaparece la preocupación por la personalidad y hay una pérdida de autoconciencia. Cuando el estado de flow se activa, la autoconciencia desaparece. La conciencia propia se desvanece porque la atención está focalizada en la actividad que propulsa la experiencia de flow. Toda la energía física y psíquica está involucrada en la realización de la tarea. En conclusión, el ego se desvanece para dar paso a la concentración.
  • El flujo sobreviene cuando se produce un equilibrio entre los desafíos de la tarea o actividad que estamos afrontando y las habilidades de las que disponemos para dicho afrontamiento, esto es, la actividad no nos resulta ni demasiado fácil ni demasiado complicada.

Emociones e innovación

Mihaly Csikszentmihalyi, experto en creatividad, ofrece su opinión sobre la relación entre emociones y creatividad. “Las emociones son importantes para todo (…). Creo que realmente importan para la creatividad, pero incluso para entender intelectualmente algo necesitas estar emocionalmente involucrado y en la Creatividad aun más porque si a ti realmente no te importa de alguna forma, no estás emocionalmente en lo que haces, pararás de hacerlo cuando llegues a los límites del conocimiento, a sus fronteras, simplemente pararás y dirás “Ok, ya hice lo que tenía que hacer, por qué voy a tener que hacer más…”. La gente que realmente está interesada en lo que está haciendo es quien va más allá”.

Desde otro punto vista, Leslie Greenberg, especialista en emociones, ofrece su opinión sobre la relación con la creatividad “Creo que las emociones influyen en las ideas en cuanto que mis sentimientos ahora están influenciando lo que pienso. Quiero decir, las emociones son obviamente muy importantes en la motivación. Necesitas la emoción para llevar a cabo tareas y actuar con las ideas, pero pienso incluso que las propias ideas en sí están influenciadas por las emociones que tenemos (…). Para ser creativo debes reducir tu ansiedad y tu miedo, estar seguro y prestar atención a tus sensaciones corporales e intentar concentrarte en ello en vez de a procesos racionales”.

Desde la psicología, Teresa Amabile, psicóloga y docente de la Escuela de Negocios de Harvard, investigando la creatividad más de 45 años, en su Modelo Componencial señala tres componentes básicos de la creatividad:

  • Destrezas relevantes para el campo (es decir, dominar aquello sobre lo que somos profesionales).
  • Destrezas relevantes para la creatividad (capacitaciones en estrategias).
  • Motivación por la tarea, añadiendo que este es el factor más importante.

Daniel Goleman, autor del best-seller Inteligencia Emocional, afirma junto con Richard Boyatzis y Annie McKee en El líder resonante crea más que “el éxito de una empresa está ligado directamente al estado de ánimo de sus líderes” y que “a pesar del gran valor que la cultura empresarial suele conceder al intelecto frío y despojado de emoción, nuestras emociones siguen siendo más decisivas que nuestro intelecto”.

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