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La palabra “coaching” se ha instalado progresivamente en nuestra vida cotidiana. La encontramos casi a diario cuando hablamos de soluciones individuales, emocionales, sentimentales, profesionales y, sobre todo, laborales. Está presente en muchos de los círculos a los que pertenecemos y en los que nos desenvolvemos.

Las definiciones son numerosas y diversas. Ejercicios, práctica, especialidad, técnica o disciplina son algunos de los términos con los que se le relaciona. Y aunque todavía no existe un consenso sobre cuál es el más adecuado, sí que está clara su presencia en ciertos climas, escenarios o entornos donde las experiencias individuales y grupales dan cuenta de sus excelentes resultados.

En términos generales, podríamos decir que se trata de una metodología cuyo objetivo consiste en generar cambios positivos en las personas a base de análisis, motivación, aprendizaje e interacción con los otros. Este ejercicio está orientado a generar cambios en la perspectiva de cada individuo y a potenciar sus habilidades, fortalezas, talentos y capacidades necesarias en su vida personal y/o profesional.

Independiente de la frecuencia de las sesiones, de los objetivos que persiga, de quiénes participen en ellas o del contexto e el que se desarrollen, el coaching debe responder a tres principios fundamentales:

CONCIENCIA

Es el requisito fundamental para la existencia del coaching. Las personas tienen que ser conscientes de su situación actual para aplicar cambios o soluciones. Sólo es posible actuar sobre aquello que reconocemos, y en eso se enfoca esta primera actitud. Reconocer también significa nombrar y analizar.

AUTOCREENCIA

Se refiere a los niveles de autoestima y confianza necesarios para que una persona emprenda el camino del cambio. Cada persona debe reconocer su capacidad de actuación frente a esas situaciones que se le antojan desagradables o incómodas. O en otras palabras, creer que puede ser otro.

RESPONSABILIDAD

Resulta fundamental asumir un rol protagonista en todo el proceso de coaching. Nadie mejor que uno mismo sabe qué debe cambiar, por qué es importante hacerlo y qué espera de este ejercicio. Es decir, este principio habla de tener un compromiso para actuar y una voluntad para lograr los cambios.

Además de estos tres principios, que en realidad son una especie de peldaños por los que debemos pasar para garantizar una buena experiencia de coaching, este ejercicio está compuesto por dos fases claramente definidas: el análisis y la acción. Ambas son complementarias dentro del proceso y, por eso mismo, es común que se presenten de forma simultánea. Veamos en qué consisten:

  • Análisis: Se refiere a la creación de espacios dedicados a la reflexión para aplicar una mirada lenta sobre los aspectos críticos.
  • Acción: Cosiste en la aplicación de los tres conceptos básicos del coaching (conciencia, autocreencia y responsabilidad), sumados, claro está, a lo que se derive de las sesiones de análisis. Es decir, poner en práctica lo aprendido.

Tipos de coaching

El coaching, vocablo anglosajón cuya traducción literal al español es “entrenamiento”, no se desarrolla siempre de la misma manera. En la actualidad existen innumerables modalidades y técnicas que varían en función de los objetivos, el contexto, el número de personas que participan en él, entre otros elementos.

La clasificación más extendida es la que distingue entre coaching personal y coaching grupal o de equipos. En el primero, las sesiones se realizan con una sola persona, que se convierte en el principal objeto de estudio, y que puede variar según los objetivos o las expectativas que tenga la persona sobre el ejercicio en sí mismo.

En el otro caso, se trata de sesiones grupales que buscan los vínculos entre un conjunto de personas. Es especialmente útil para las organizaciones o empresas cuya estructura dependa del trabajo en equipo, secciones o departamentos. Los integrantes deben estar unidos en torno a un mismo objetivo, que por lo general es de tipo laboral o relacionado con algún proyecto compartido. El coaching grupal busca mejorar roles de equipo y definir dinámicas de actuación.

Sin embargo, con la gran acogida que ha tenido en muchos círculos sociales y laborales, el coaching ha ido evolucionando tanto en metodologías como en enfoques. Hoy en día es casi imposible hablar de coaching en sentido genérico. En este post abordaremos distintos tipos de coaching, sus características más importantes y sus campos de acción.

Coaching organizacional

A diferencia del coaching empresarial o de (emprendimiento), el coaching organizacional está dirigido a grandes compañías. Busca generar cambios en las organizaciones a través de técnicas de motivación y análisis entre sus integrantes.

El coaching organizacional se basa en los objetivos de cada compañía y se enfoca en la idea de generar cambios en las partes de una estructura para que esto, a su vez, se hagan extensivos al conjunto de la compañía.

El coach, en este caso, trabaja con un conjunto de personas vinculadas por un mismo objetivo, que generalmente coincide con los propósitos corporativos. Las principales ventajas de este modelo de coaching son las siguientes:

  • Mejora el liderazgo del área directiva.
  • Capacitación de gerentes sobre la gestión del talento.
  • Mejora la comunicación entre los departamentos.
  • Fomenta competencias de trabajo efectivas.
  • Alinea los valores de los trabajadores con los de la organización.
  • Contribuye a mejorar las labores conjuntas.

Coaching ejecutivo

Como su nombre indica, el coaching ejecutivo está dirigido a directivos o personas en las que recaigan las labores directivas de una organización. Sus principales áreas de acción son:

La relación del ejecutivo con la empresa

Se refiere a las habilidades o talentos que debe poseer la persona que pretenda dirigir una compañía. Este tipo de coaching ayuda a descubrirlas y a reforzarlas.

La relación del ejecutivo con los trabajadores

Habla de la capacidad del directivo para gestionar todo lo relacionado con su grupo de colaboradores, como por ejemplo el talento, la promoción interna, la comunicación, el sistema de retribuciones, entre otros asuntos.

La relación del Gerente consigo mismo

El coaching ejecutivo es una buena oportunidad para que el directivo analice su papel como gestor y mejore aquellos elementos que considere necesarios.

Este tipo de coaching es uno de los más conocidos en la actualidad. Los múltiples retos que día a día plantea el sector empresarial son abordados especialmente por este tipo de cargos, que son, en definitiva, los responsables directos de las compañías. Algunas metas que puede alcanzar el coaching ejecutivo son:

  • Ayuda a tomar conciencia de las fortalezas y debilidades.
  • Promueve un mejor conocimiento de los equipos de trabajo
  • Potencia los talentos de cada ejecutivo.
  • Ayuda a desarrollar estrategias de liderazgo.
  • Desarrolla una visión estratégica ligada al rol directivo.

Coaching de emprendimiento

También llamado coaching empresarial, está dirigido a pequeñas y medianas empresas que aún no estén consolidadas en sus mercados. De hecho, sus principales beneficiarios sueles ser emprendedores cuyas ideas de negocio de encuentran en fase de estudio y planificación, Este tipo de coaching opera de tres maneras:

  •  Cómo crear tu propia empresa. Proporciona herramientas para que los emprendedores materialicen sus planes de negocio.
  • Cómo desarrollar habilidades empresariales.Estimula a los emprendedores en el terreno de la gestión y la administración para que desarrollen habilidades directivas y las adapten a sus necesidades.
  • Cómo expandir tu negocio. Enfoca las habilidades directivas hacia planes de expansión y crecimiento de las empresas con proyección.

En términos generales, se trata de un tipo de coaching que busca satisfacer los vacíos de preparación y capacitación entre las personas que abren un negocio por primera vez. En esta etapa, es necesario mantener la motivación, la seguridad y la confianza como elementos clave para una buena gestión hacia el éxito. Entre los principales beneficios que reporta este tipo de coaching podemos mencionar:

  • Refuerza la pasión por gestionar un negocio.
  • Mejora la visión estratégica del emprendedor
  • Descubre nuevas formas de expansión.
  • Disminuye el riesgo de cierre de negocios.

Coaching para el liderazgo

Este tipo de coaching rompe con la idea de que el liderazgo es algo exclusivo de los cargos directivos de las organizaciones, tal como se creyó durante mucho tiempo. Es más, su punto de partida es el argumento de que todas las personas, independientemente del cargo o la jerarquía que ocupen en una organización, tienen aptitudes para ejercer algún nivel de liderazgo, ya sea de forma pasiva o activa.

Sin embargo, es claro que el coaching de liderazgo ha encontrado una mayor aceptación entre directivos, gerentes y gestores de equipos de trabajo. Su objetivo principal es reforzar las habilidades que todo líder debe tener presentes:

  • Sabe quién es y así se muestra ante los demás.
  • Gestión del talento: sabe cómo conectar con su equipo.
  • Innovación: siempre piensa en soluciones novedosas.
  • Actitud positiva. No se rinde ante el primer obstáculo.
  • Responsabilidad: asume las consecuencias de sus decisiones.
  • Proactividad: propone, actúa, asume riesgos.
  • Pasión: le gusta lo que hace y lo transmite a sus colaboradores.

Coaching ontológico

El coaching ontológico es uno de los más recientes. Consiste en trabajar con personas o grupos en los que se generen conductas negativas en el aspecto individual, profesional o laboral, entre otros, a través de técnicas que involucran el cuerpo y la sensibilidad. El objetivo es generar cambios a dichos aspectos y reforzarlos con conductas, hábitos y ejercicios de tipo integral.

Generalmente, el coaching ontológico se desarrolla a través de diálogos y ejercicios que despiertan la sensibilidad de los participantes. En ese intercambio, la idea es que salgan a la luz aquellas limitaciones que son fuente de malestar o la incomodidad de grupos o individuos. Entre sus principales ventajas podemos mencionar:

  • Mejora la comunicación de las personas a los grupos.
  • Facilita la apertura hacia los entornos.
  • Refuerza la confianza y la seguridad.
  • Clarifica el futuro profesional de las personas.
  • Permite visualizar oportunidades que antes no apreciábamos.

¿Te atreves con el coaching?

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