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¿Cuántas veces has buscado algo específico en Internet y te han aparecido tantos resultados que no sabes por dónde empezar? ¿En qué página de Google encuentras habitualmente “eso” que realmente necesitabas encontrar? ¿Cuánto tiempo has perdido buceando por el universo de la información en línea? Probablemente más veces de las que has querido y destinando más tiempo del deseado, ¿verdad?

Aprender el lenguaje que usan los motores de búsqueda -básicamente Google por su privilegiada situación global- para hacerle las preguntas correctas y con los comandos que mejor interpretan los buscadores es lo que trató de explicar Hugo Zunzarren en el Club de Desarrollo Personal y Liderazgo de abril que, como es habitual, se celebró ayer, primer martes del mes.

Consulta aquí la presentación de Hugo Zunzarren y su entrevista completa

En la era de la (des)información, esas largas horas que invertimos en eliminar el ruido para quedarnos con lo esencial aplica tanto a situaciones en las que tenemos que encontrar el regalo ideal para un cliente, unas vacaciones con nuestra pareja, un libro para un amigo, el pienso para nuestra mascota, o una simple felicitación navideña, y un largo etcétera, como a escenarios en los que encontrar una serie de datos o información privilegiada para nuestra organización es clave.

Si hoy en día Google- y homólogos- son los que nos “ayudan” a encontrar aquello que necesitamos, ¿crees que cumplen su función arrojándote cientos de miles de páginas, y archivos de todo tipo sobre el tema en cuestión? La respuesta es sí, pero a medias; nos envían tanta información que nos pueden bloquear, saturar e incluso asustar… En esta relación hombre-máquina, los humanos debemos también asumir y responsabilizarnos de nuestro papel, un papel que sí o sí tiene que ser activo para que nuestra toma de decisiones contribuya a que esa relación sea más dinámica, transparente y eficiente.

Centrándonos en las búsquedas efectivas de información, cabe mencionar que cada vez más los motores de búsqueda utilizan herramientas que les permiten descifrar el cómo nosotros nos expresamos cuando les lanzamos preguntas, pero no dejan de ser máquinas y no siempre consiguen entendernos. Es más, ¡y no lo olvides!, Google quiere mostrarte cuantos más resultados, mejor. Es una máquina con intereses económicos y empresariales.

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Por ello, quizá sea esto lo mejor: “aprender Google nativo” para conseguir del gigante lo que realmente necesitamos. Es decir, parte de nuestra labor debe basarse en analizar qué es lo que realmente quiero encontrar, “incluso antes de encender nuestro ordenador”, explicaba Zunzarren quien añadía la idea de que “buscar a lo loco, con la filosofía de a ver qué encuentro, induce al error, al ruido, a la infobesidad”. Lo primero es preguntarse qué quiero y cómo voy a pensar para encontrarlo y así evitaremos perder tiempo, y dinero, leyendo los “titulares” de los primeros resultados de las primeras tres/cuatro páginas sin ver nada interesante que sirva para alcanzar nuestro objetivo.

En términos de Inteligencia Económica esta eficiencia en la búsqueda de información útil se resume en el principio de pertinencia que viene a decir que para ir por delante de los demás debemos, según Zunzarren, “saber ANTES cosas que los otros no saben”, en otras palabras, no importa el qué o cuánto sabes, si no el CUÁNDO lo has sabido. “Habitualmente sabemos lo que sabemos, o lo que no sabemos, pero hay un mundo más profundo que es el no saber que no sabemos que es realmente la información que necesitamos buscar. ¿Cómo busco algo que no sé si existe? Esta es la clave para analistas y profesionales que buscan ser pioneros, líderes o superiores a su competencia.

La búsqueda de información útil esta basada en el principio de pertinencia

“Buscar información es un puzle que cuando lo empezamos no sabemos qué representa ni cuántas piezas lo componen”, explicaba el invitado, de ahí su complejidad en el conjunto del proceso. “Otro de los grandes retos a los que nos enfrentamos es a evitar la infobesidad que se hace eliminando aquellas piezas que no sirven para configurar nuestro rompecabezas”, añadía.

¿Ya sabes qué quieres y no quieres buscar? ¿Para qué lo quieres buscar? Tras responder a estas y otras preguntas ¡y mini preguntas! que señalaba Zunzarren “estamos ya listos para encender el ordenador, y abrir el navegador”. Llegado este punto de la sesión, los asistentes empezaron a buscar y rebuscar utilizando sus métodos personales… encontrando cientos de miles de resultados, la gran mayoría inservibles…

“Ahora pinchar en búsqueda avanzada, mirar las opciones que os ofrece, y aprendamos en este ratito algo de booleano”, indicaba el invitado para empezar a descubrirnos los comandos, expresiones, simbología y precursores de la información que debemos saber utilizar para hablar con Google, y que nos dé aquello que realmente queremos, ni más, ni menos. ¡Y borrad siempre las cookies!

Algún que otro ¡wow!, ¡ay mira!, ¡qué bien! se oía por la sala…

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