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Muchos de los que nacimos y crecimos en los 80 hemos recibido con cierta nostalgia y expectación la noticia de que Mattel y Netflix están trabajando conjuntamente en la creación de una nueva serie de animación de “He-Man y los Masters del Universo”. El objetivo (y el reto) es importante: presentar el mundo de He-Man a una nueva generación repensando los personajes, los escenarios y el argumento para que atraiga a los niños y las familias de hoy, pero sin defraudar a los fans que crecieron con el personaje.

Documental “El poder de Grayskull” en Netflix

El de Netflix no es el único proyecto audiovisual que actualmente tiene a He-Man como protagonista. El éxito que está teniendo en Netflix el documental sobre la serie llamado “El poder de Grayskull” y la serie “She-Ra y las princesas del poder” (la versión en femenino de He-Man) que va ya por su cuarta temporada, ha revitalizado la franquicia de tal modo que actualmente además de la ya citada serie de animación Sony prepara un largometraje de acción real.

Precisamente del documental “El poder de Grayskull” es de lo que queríamos hablaros hoy en este artículo. La historia de He-Man, Mattel, sus orígenes y su rivalidad con Star-Wars, sus estrategias de innovación, su ascenso meteórico, su forma de “morir de éxito”… en definitiva, su trayectoria como negocio son sumamente interesantes y, nos ofrecen interesantes lecciones, sobre innovación y mejora continua. Y también sobre prejuicios y roles de género. Pocas veces podemos ver con tanto lujo de detalles y tantas anécdotas la intrahistoria de un producto con sus luces y sus sombras, con sus aciertos y sus fallos.

He-Man aplicado al mundo de los negocios

En primer lugar, vamos a poner en contexto, el nacimiento de este icónico juguete de los 80. En 1979 la empresa Mattel lideraba el sector del juguete a nivel mundial, especialmente en el terreno de las muñecas y los coches. Desde esta posición hegemónica, su presidente Ray Wagner, tomo la errónea decisión (basado en sus instintos) de rechazar los derechos para producir los juguetes de la franquicia de Star Wars. Craso error. Habían renunciado a la gallina de los huevos de oro por creer que conocían las necesidades y los gustos de sus clientes (a saber los niños de entre 5 y 10 años, sus padres y las jugueterías/distribuidoras) y necesitaban sacar un producto fuerte. Y aquí tenemos nuestra primera lección, no des por hecho que sabes lo que quieren tus clientes

En este contexto y bajo la premisa de que no sabían nada, iniciaron un intensivo estudio de mercado en el que se entrevistaron con niños de 5 a 10 años para conocer sus motivaciones y necesidades. Y, lo que descubrieron, es que los niños “ansiaban poder”. Hastiados porque sus padres y profesores  siempre les dijesen lo que tenían que hacer, los niños lo que querían era recuperar de alguna forma la sensación de poder sobre sus propias vidas y decisiones.

Y, de esa necesidad no resuelta, nació He-Man y su mítica frase “yo tengo el poder”. Los equipos creativos y de diseño crearon a las cuatro figuras principales de su nueva colección: He-Man, Battle Cat, Skeletor y el Hombre de armas y a cuatro figuras más adicionales: Mer-Man, Stratos, Zodac y el Hombre Bestia. 8 personajes en total, suficientes para favorecer el juego simbólico de los niños, crear historias y hacer sentir a los pequeños que ellos efectivamente eran poderosos.

Mattel vs. Star Wars

Sin embargo a la hora de comercializar sus nuevos juguetes, Mattel se topó con las reticencias de las grandes distribuidoras. Star Wars con toda la historia que lleva aparejada detrás era la gran dominadora del mercado y ¿quién era He-Man? Mattel reaccionó rápido y dijo estar creando una serie de cómics que reforzaran el lanzamiento de sus figuras de acción. Esto acabó de convencer a las grandes distribuidoras que “compraron” el producto.

Pero faltaba un último escollo: los padres-compradores. Recordemos que muchos de los posibles usuarios de He-Man y sus amigos eran niños que todavía no sabían leer o que estaban aprendiendo por lo que los comics requerían de un “esfuerzo” adicional para los padres. Habían acertado en una cosa: la narrativa subyacente de los cómics iba sobre la moral, los valores, la ética y, eso gustaba, ¿quién no quiere que sus hijos se conviertan en hombres de bien? Pero, ¿no sería mejor que hubiese una serie de dibujos? Nuevamente Mattel hizo caso a su clientela y se dispuso a crear la exitosa serie de animación He-Man y los Masters del Universo.

El éxito fue abrumador. Mattel consiguió desbancar a Star Wars de los primeros puestos en ventas, e incluso durante algunos años He-Man venció, en el seno del propio Mattel, a la todopoderosa Barbie. De hecho, para sorpresa de muchos dirigentes de Mattel, He-Man tuvo un gran éxito entre las niñas pese a ser creado como un juguete para “niños” (quizá ellas ansiaban aún más que ellos tener el poder y el control). Es por ello, que decidieron crear a She-Ra (personaje con una apariencia estilo Barbie pero igual de poderosa como He-Man) quien también tuvo su propia serie de animación. El nacimiento de este personaje no estuvo exento de polémica en el seno de la propia empresa puesto que hubo voces que defendieron que si los niños veían como sus hermanas también gritaban aquello de “yo tengo el poder” dejarían de querer jugar con He-Man y el resto de Masters del Universo. No en vano, muchas voces consideran que este fue una de las principales causas por las que la franquicia entro en declive.

Pero lo cierto, es que la marca He-Man se hizo extensible a todo tipo de productos: sábanas, zapatos, camisetas, tazas… Pero cuando más éxito tiene uno, menos crítico suele ser con sus decisiones. Además en su afán por generar más negocio y más ingresos, Mattel diseño y lanzó hasta 62 personajes adicionales a las 8 figuras principales, saturando el mercado y reduciendo la disponibilidad de las figuras más demandadas (las iniciales) puesto que gran parte de la capacidad de producción se desvió a los nuevos personajes.

“Morir de éxito”

Entre 1982 y 1987 He-Man representó el 95% del crecimiento de la industria de los juguetes. Y en el 86 y 87 fue más grande que Barbie. Pero Mattel hizo tantos personajes y accesorios en tan poco tiempo que desvirtuaron su universo y dilapidaron la franquicia. Lo suyo fue realmente “morir de éxito” o “de exceso de confianza” esperando que el mercado absorbiera todos sus nuevos personajes sin atender a las necesidades cambiantes de su público objetivo y replicando exactamente el modelo de He-Man en su versión femenina She-Ra que nunca llegó a alcanzar el éxito de su compañero masculino.

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