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La creatividad se ha convertido en un recurso económico cada vez más valorado en estos momentos de crisis donde la digitalización y robotización se han acelerado significativamente a raíz de la crisis generada por el COVID-19. Todo trabajo que pueda ser digitalizado o robotizado tenderá a serlo, pero aquellos trabajos en los que la capacidad creativa humana sea determinante tardarán mucho más tiempo. Esta Economía Creativa incluye a los sectores intensivos en creatividad como puede ser la industria cultural y creativa (diseño, audiovisual, medios de comunicación, arquitectura, videojuegos…) y también a la fertilización de las capacidades creativas en el resto de sectores para generar un mayor valor diferencial a través de la innovación.

La primera definición de Economía Creativa la desarrolla el británico John Howkins en 2001, en su libro The Creative Economy: How People Make Money From Ideas. En él, define la Economía Creativa como “aquellas transacciones de productos creativos que tienen un bien o servicio económico que resulta de la creatividad y tiene valor económico.” Howkins atribuye a la creatividad la riqueza de las organizaciones y los estados.

2021 ha sido declarado el año internacional de la economía creativa para el desarrollo sostenible por Naciones Unidas y no es casual.

Por lo tanto, es esencial que existan lugares en donde desarrollar conocimiento innovador (universidades, centros de investigación, empresas) y que esté conocimiento a través de las ideas creativas genere una innovación que pueda protegerse mediante la propiedad industrial e intelectual o de algún modo.

Aterrizando esta idea a la realidad de una organización: si usted tiene una empresa y piensa que no importa proteger y poner en valor su conocimiento más innovador tiene un serio problema. Se dará cuenta, especialmente en los momentos de crisis, que su empresa vale mucho menos que la de sus competidores que sí fomentan y protegen la creatividad.

Es clave que los estados, las organizaciones y los profesionales tomen conciencia del valor de la creatividad para su desarrollo. Que esta toma de conciencia no solo es un deber sino también un derecho que requiere introducir un nuevo concepto, el de soberanía creativa. Pero ello no significa que la iniciativa privada no deba aportar los recursos necesarios, como constatamos en los territorios donde las empresas aportan más a esta economía creativa, como sería el caso de Reino Unido o Escandinavia donde encontramos destacadas iniciativas público-privadas.

El CIEC

El CIEC es el Centro de Innovación de la Economía Creativa. Es el primer centro que nace en España especializado en la innovación en Economía Creativa. Una iniciativa que nace para convertir a Valencia en referente de la economía creativa a nivel nacional e internacional. Un centro de innovación que impulsa la creatividad como capacidad transversal para la generación de valor diferencial en todos los sectores económicos. Nuestro propósito es colaborar con empresas, instituciones y territorios para desarrollar su talento en esta economía y potenciar la innovación.

Estás son algunas de las iniciativas que ya estamos poniendo en marcha desde el CIEC:

  • Desarrollo y curación de contenidos: con el fin de ser la comunidad de aquellos profesionales y expertos en la implementación de la economía creativa. Aportaremos cuestiones que ya hayan sido bien definidas y exploraremos otras que deban serlo, bajo diversos formatos.
  • Elaboración de estudios sobre las oportunidades y el valor de la economía creativa. Contaremos con la colaboración de instituciones y expertos en la materia, provenientes de distintos campos del conocimiento, con el objetivo de generar reflexión y debate, siempre desde la perspectiva aplicada.
  • Elaboración de informes que permitan tangibilizar y visibilizar la economía creativa, convertir las capacidades creativas en iniciativas económicas y desarrollar el talento necesario para ello potenciando la innovación.
  • Establecimiento de indicadores que permitan medir el impacto de la economía creativa desde el punto de vista económico, social y medio ambiental y su aportación al desarrollo de empresas, instituciones y territorios.

Todo ello nos permitirá tangibilizar el valor de la economía creativa para incorporarlo a instituciones, territorios y empresas a fin de desarrollar innovación y obtener valor.

Además, anualmente, generaremos un lugar de encuentro para trazar líneas de desarrollo de la economía creativa a incluir en las estrategias y hojas de ruta, involucrando a líderes empresariales, culturales, sociales e institucionales: el Foro de Economía Creativa. El primer Foro de Economía Creativa se celebrará a finales de 2021.

Es clave que los estados, las organizaciones y los profesionales tomen conciencia del valor de la creatividad para su desarrollo. Que esta toma de conciencia no solo es un deber sino también un derecho que requiere introducir un nuevo concepto, el de soberanía creativa. Pero ello no significa que la iniciativa privada no deba aportar los recursos necesarios, como constatamos en los territorios donde las empresas aportan más a esta economía creativa, como sería el caso de Reino Unido o Escandinavia donde encontramos destacadas iniciativas público-privadas.

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