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En los últimos años los medios de comunicación nacionales se han hecho eco con frecuencia de casos de jóvenes profesionales españoles, y no tan jóvenes, que se han marchado fuera de nuestras fronteras buscando mejores perspectivas laborales. Al mismo tiempo la red se ha llenado de consejos, recomendaciones y listas de qué hacer o no hacer para encontrar trabajo o adaptarse a un determinado destino.

avión-despegandoSin embargo, se ha escrito mucha menos “literatura” sobre las dificultades con las que se encuentran aquellos españoles que tras pasar un tiempo, más o menos extenso en el extranjero, deciden regresar a España. Puede parecer que el  regresar a tu tierra, tus raíces, tu cultura, volver a estar rodeado de tu gente, integrarte en un entorno laboral y profesional que conoces bien, poder comunicarte en tu lengua materna… va a ser un camino de rosas, pero en muchas ocasiones, no es así.
Como hemos podido comprobar en Poliglobal, la sección de Polivalencia en la que damos a conocer la experiencia de politécnicos que viven y trabajan en el extranjero, la gran mayoría de los expatriados españoles, desea, al menos en el medio o largo plazo, regresar a España.

¿Con qué dificultades se encuentran los españoles que regresan a España? ¿Qué aspectos debe tener en cuenta un profesional que quiere volver?

Prestación por desempleo, pensión y cotizaciones

Los repatriados pueden cobrar el paro si han trabajado fuera de España en los siguientes casos:

  • Si se quedan en el paro en su país de acogida y desean regresar a España. En este caso para cobrar el paro al volver, pueden exportar la prestación por desempleo del país de origen (en este caso, el país extranjero) durante un tiempo máximo de 3 meses. Para eso deben inscribirse en su “paro” al menos durante 4 semanas, y al volver solicitar el formulario U2. Al regresar a España e inscribirse en el paro en el plazo de 7 días, pueden solicitar la prestación por desempleo.
  • Otra opción es cobrar el paro que se tenga acumulado entre España y el país extranjero. Para ello se han debido cotizar al menos 360 días entre ambos países en los últimos 6 años, y además, se debe cotizar al menos un día en España al regresar. Salvo si al partir ya se estaba cobrando una prestación. En ese caso, se puede seguir disfrutando de ella (si no se ha agotado) sin necesidad de trabajar tras la vuelta a España.

En cuanto a las pensiones, un trabajador puede cobrar una pensión combinada entre los países en los que haya trabajado siempre y cuando haya trabajado al menos un año en cada país extranjero y, además sume el mínimo de años que, por ley, se exige en España para cobrar una pensión. En ese caso, la pensión estará formada por las contribuciones prorrateadas de cada país en el que se haya trabajado.

Si no se hubiesen trabajado el número mínimo de años en España para poder optar a una pensión, pero la suma total de años trabajados entre España y otro u otros países sí sumasen ese mínimo, se entendería como cumplido ese requisito legal.

Todas estas recomendaciones son aplicables para los países de la Unión Europea y la EEE, es decir, todos los comunitarios, más Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza.

Si nuestro destino ha sido América, Asia, Oriente Medio, África u otros destinos, este tipo de gestiones pueden resultar mucho más complejas, cuando no inviables y lo más prudente es remitirse al consulado o embajada pertinente para recabar la información de primera mano y conocer todos nuestros derechos. De hecho existen países no europeos con los que España cuenta con convenios por los que se pueden hacer valer en nuestro país las cotizaciones realizadas.

En cualquier caso, para aquellos destinos en los que no existen este tipo de convenios, España ha puesto en marcha una serie de ayudas, como pueden ser el subsidio para emigrantes retornados o la Renta Activa de Inserción para emigrantes retornados. 

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Y qué hay de la tarjeta sanitaria

Desde 2014 aquellos españoles que hayan pasado más de 90 días en un año fuera de España pierden su tarjeta sanitaria y pasan a depender del sistema sanitario (y sus condiciones) del país de acogida. Pero, ¿qué sucede si deciden regresar a España?

Existen una serie de condicionantes para recuperar la tarjeta sanitaria. El trámite a realizar se hace en la Seguridad Social, donde hay que notificar que se ha regresado y demostrar que se cumplen los requisitos para estar “asegurado”, generalmente, acreditando que se tiene un empleo por cuenta propia o ajena.

También es posible recuperar la tarjeta sanitaria siendo pensionista, cobrando cualquier prestación por desempleo o subsidio o bien habiendo agotado todo tipo de prestaciones y estando dado de alta en la Seguridad Social como demandante de empleo. Otra posibilidad es la de inscribirse junto a un familiar que sí esté asegurado y tenga cobertura médica pública completa, un supuesto que se puede realizar siempre que los ingresos anuales no superen los 100 000 euros.

No todo es burocracia

Evidentemente el papeleo para recuperar la tarjeta sanitaria y saber a qué prestaciones o ayudas se tienen derecho es algo que quita el sueño a muchos españoles que quieren regresar a nuestro país. Pero no todo es burocracia. En muchas ocasiones surgen problemas de adaptación y es algo para lo que uno no suele prepararse. Para marcharse uno se prepara pero al regresar se tiende a creer que todo va a ir rodado.

Sin embargo, las estadísticas muestran que existe un alto número de profesionales que al regresar sienten que no se les valora lo suficiente a nivel profesional y que la experiencia y habilidades que han adquirido en el extranjero no son valoradas por el mercado español.
De hecho, un elevado porcentaje de los profesionales que se marchan al extranjero a realizar un proyecto dentro de una empresa y regresan, suelen tener problemas de insatisfacción, y acaban abandonando la empresa que les dio la oportunidad de emigrar y crecer profesionalmente. Si deseas profundizar sobre este tema puedes leer el informe Factores que influyen en la adaptación del repatriado. Un estudio empírico para el caso español en nuestra Know box.

Y a nivel social y familiar, a veces, tampoco resulta fácil. Al principio todo son reencuentros y risas, pero el acostumbrarse a una rutina, sentir que tus círculos han evolucionado sin ti y el tener que volver a encontrar tu sitio (en la que era tu vida), no siempre resulta sencillo.