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hemisferio-izquierdo-derecho-cerebroSeguro que si eres una persona racional, analítica, ordenada y detallista te han dicho en alguna ocasión que es la parte izquierda de tu cerebro la que predomina. Por el contrario si eres intuitivo, creativo, soñador o empático te habrán dicho que en tu caso es el lado derecho del cerebro el predominante. Pero, ¿es esto cierto? ¿Utilizamos más una parte del cerebro que otra? ¿Influye esto en nuestra personalidad?

Cada hemisferio cumple unas funciones

Está demostrado científicamente que cada lado de nuestro cerebro cumple unas determinadas funciones. El hemisferio izquierdo, por ejemplo, es el responsable del lenguaje verbal y de la habilidad lingüística, de la capacidad de análisis, de la resolución de problemas matemáticos, así como de la memoria y el pensamiento lógico y racional. Por su parte, el hemisferio derecho nos dota de la habilidad para interpretar signos, señales y metáforas. Nos da la capacidad de soñar y de imaginar realidades alternativas. Es el hemisferio encargado de los sentimientos y de la empatía. También controla nuestra capacidad de atención.

Por tanto, parece lógico pensar que aquellas personas que son más organizadas y a las que les gusta que todo este planificado y siga unas normas o estándares, tengan la parte izquierda de su cerebro más desarrollada. Y viceversa. Aunque hay algunos estudios que discrepan sobre esta teoría y que desvinculan los rasgos de nuestra personalidad con la predominancia de una parte de nuestro cerebro.

¿Es mejor ser “cerebro-derecho” o “cerebro-izquierdo”?

Que en nuestro cerebro predomine el hemisferio izquierdo tiene sus ventajas pero también sus inconvenientes. Por ejemplo, los cerebro-izquierdo son personas obedientes y disciplinadas pero que rara vez se atreverán a probar cosas nuevas porque sentirán miedo hacia aquello que desconocen. Son personas de blanco o negro, a las que sólo les será válida la información demostrable y medible. Y lo mismo sucede con las personas cerebro-derecho. Son personas empáticas, conectan con los demás. Son creativos y están abiertos a pensar en nuevas soluciones para los problemas que se les plantean. Suelen vivir más el presente y no se preocupan tanto por el futuro. Pero también son más desordenadas, impulsivas e imprevisibles.

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Educación y mundo laboral

En lo que sí que parece haber un cierto desfase es entre nuestro sistema educativo, que trata de estimular casi exclusivamente las habilidades de la parte izquierda del cerebro (por ello, Sir Ken Robinson habla en su célebre TEDTalk que las escuelas matan la creatividad) y nuestro entorno profesional, en el que cada vez se habla más de innovación, creatividad, capacidad de adaptación o multidisciplinariedad. Durante la industrialización, las capacidades del hemisferio izquierdo eran las requeridas para ser un buen profesional, pero ahora que la situación ha cambiado, y quizá debamos todos esforzarnos por cultivar un poco más la parte derecha de nuestro cerebro.

En el equilibrio está la clave

Parece evidente que seremos más competitivos cuanto más equilibrado sea nuestro cerebro, sin predominancia excesiva de ninguna de las dos partes. En la red existen distintos test para ver qué área es en tu caso predominante y también sencillos ejercicios que podemos hacer para mejorar en aquello que necesitemos.

Por ejemplo, para estimular la parte izquierda de nuestro cerebro podemos hacer esquemas, establecer reglas y normas, esforzarnos por explicar o contar algo que ha sucedido paso a paso, tratar de escribir un texto a partir de fotos o dibujos, hacer listas y categorizar las cosas, tratar siempre de razonar nuestras ideas, hacer crucigramas o sudokus… Para desarrollar la parte derecha de nuestro cerebro, por el contrario, debemos tratar, por ejemplo, de dar ejemplos cuando explicamos algo, establecer metáforas, hacer mapas conceptuales, convertir un texto en imágenes, organizar las cosas por colores, esforzarnos por compartir nuestras emociones e impresiones, empezar a leer un texto por el final, elegir un camino distinto para llegar al trabajo…

También hay algunas actividades para las que se requiere la acción conjunta de los dos hemisferios y que pueden resultarnos muy beneficiosas para ser más equilibrados y completos como cantar, tocar un instrumento, escribir, recitar poesía, hacer mímica o bailar.