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Javier Martín NavíoJavier-Martín-Navío-UPV es Ingeniero Industrial por la UPV. Realizó su proyecto final de carrera en la Universidad de Oklahoma gracias a una beca PROMOE y ya no ha vuelto a España. Realizó en EE.UU. un máster en ingeniería del petróleo y desde hace 10 años trabaja en Power Costs, Inc, donde actualmente es vicepresidente del área de desarrollo de software. En esta entrevista nos cuenta su particular visión del “sueño americano”.

¿Cuál fue tu primera experiencia internacional?
Desde muy pequeño he vivido dentro de un ambiente internacional gracias al trabajo de mi padre, que es propietario de un hostal en el centro de Valencia. Recuerdo muy bien que ya con pocos años tenía una idea bastante fundada de, por ejemplo,  cómo eran los americanos, los japoneses, los franceses, y muchas otras nacionalidades. Crecí sabiendo lo importante que eran los idiomas, y el conocimiento y el respeto de otras culturas.

Mi primera experiencia relevante a nivel internacional fue a través de una beca PROMOE de la UPV que me permitió hacer mi proyecto de final de carrera en la Universidad de Oklahoma. La experiencia me llevó a regresar a EE.UU a estudiar ingeniería de petróleo. Al acabar el máster decidí aceptar una oferta de trabajo en la empresa de software en la que trabajo actualmente. Más de diez años después, todavía estoy viviendo la experiencia internacional.

¿Qué pusiste en la balanza en el lado de los pros y en el de los contras a la hora de establecerte en Estados Unidos?
Si te soy sincero no hice mucho análisis, ni lo vi como una decisión tan trascendental en su momento. Más bien una cosa llevó a la otra: al principio lo vi como una oportunidad de formarme y especializarme, después como una buena manera de empezar mi vida profesional, y finalmente como una decisión a establecerme a largo plazo.

Desde mi punto de vista, entre los pros de vivir en EE.UU están las oportunidades profesionales, las facilidades para compaginar la vida familiar y laboral, además de una buena combinación de salarios y coste de vida (aunque esto último depende mucho de la localización). El mayor inconveniente en comparación con muchos países europeos es la complejidad de los procesos de inmigración, el alto coste de la educación universitaria y la sanidad, y cómo no, lo difícil que es encontrar jamón serrano en los supermercados.

¿Cómo definirías la cultura empresarial americana?
En general, la cultura empresarial americana es una cultura muy emprendedora, donde la iniciativa propia, la innovación, la toma de riesgos y la capacidad de esfuerzo se valoran. Es una cultura basada en resultados y no tanto en procedimientos. La gente no se suele andar con rodeos y los objetivos de empresa son muy directos.

¿Y culturalmente que es lo que más te ha sorprendido?
Sin duda alguna la capacidad que tiene la sociedad americana de integrar a personas de distintos orígenes y culturas, el sentimiento arraigado como nación de tener un objetivo común, pese a la gran diversidad de sus gentes. Al fin y al cabo, este es un país de inmigrantes, concepto que está muy presente en la manera de ver la vida de la mayoría de la gente.

¿Qué labor desempeñas actualmente en tu empresa? ¿Cuéntanos un poco tu evolución hasta llegar a esta posición?
En la actualidad soy Vicepresidente del área de desarrollo de software en PowerCosts, Inc., una empresa dedicada a la creación de software para empresas del sector eléctrico. Soy responsable de un equipo excepcional de unas cuarenta personas, entre las que cuento con ingenieros, programadores, analistas y jefes de producto. Mi día a día suele conllevar una constante interacción con los miembros de mi equipo y con nuestros clientes, incluyendo viajes frecuentes a distintas ciudades dentro de EE.UU.

Tuve la suerte de incorporarme a la empresa cuando era un start-up de menos de veinte personas y de haber sido parte del crecimiento hasta convertirnos en líderes de nuestro sector. Como consecuencia, dentro de la empresa he desempeñado una gran variedad de roles: analista, ingeniero, jefe de proyecto, consultor y jefe de producto, entre otros. No recuerdo haber pasado más de un año seguido haciendo el mismo tipo de trabajo, lo cual es algo que me ha ayudado enormemente a entender el negocio desde distintos tipos de vista.

Estando en Estados Unidos ampliaste tu formación en una universidad americana, ¿te ha abierto esto puertas? ¿Es recomendable?
En EE.UU hice un segundo ciclo (máster) en Ingeniería y gestión del Gas natural en la Universidad de Oklahoma. ¿Me ha abierto puertas? La verdad es que sí. De entrada, el hecho de recibir una titulación en EE.UU me permitió acceder al mercado laboral a través de prácticas en empresa (internships). Sin una titulación en EE.UU es mucho más complicado poder trabajar en el país, dado que requiere que la empresa que te va a contratar te haga un sponsor para tramitar un visado de trabajo para extranjeros.

Independientemente del tema de la obtención de un visado de trabajo, la experiencia de estudiar en una universidad americana me aportó muchísimo a nivel profesional y personal. La educación superior en EE.UU es por lo general muy práctica y aplicada al mundo laboral, se fomenta el trabajo en equipo y es muy habitual trabajar en proyectos conjuntos con las empresas privadas dentro de tu programa de formación.

¿Te gustaría regresar a España? ¿Qué condiciones tendrían que darse para que volvieses?
No conozco a ningún español en el extranjero al que no que le gustaría en algún momento volver a España. En mi caso, en España están gran parte de mi familia y muchos de mis mejores amigos. A mi mujer y a mí nos gustaría establecernos en España en un futuro, pero esto no depende de ningún tipo de condiciones especiales, lo haremos cuando sea el momento adecuado.

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¿Están bien valorados los técnicos españoles en Estados Unidos?
Sí, y mucho. Las empresas americanas, sobre todo en las áreas de tecnología e investigación, hace mucho tiempo que aprendieron que para continuar en la vanguardia tecnológica es fundamental atraer y retener el talento, y si esto significa que hay que buscarlo fuera de las fronteras del país, pues que así sea.

Para darte un ejemplo, en mi empresa actual somos 140 personas, ¡y más de 30 nacionalidades! Aunque de momento sólo dos españoles, así que tendremos que trabajar para mejorar ese porcentaje.

¿Es fácil para un español “vivir el sueño americano”? Es decir, ¿es sencillo entrar en el país y encontrar un empleo?
El concepto del “sueño americano” sigue muy vigente, pero no es un camino sencillo. Los procesos de inmigración en EE.UU son bastante complejos y no es fácil empezar de cero. Tener una titulación en EE.UU es posiblemente la manera más factible de incorporarse al mundo laboral.

¿Qué consejos darías a aquellos que quieran empezar en Estados Unidos?
Los españoles tenemos la suerte de tener una gran movilidad internacional, gracias a las buenas relaciones internacionales y al hecho de pertenecer al seno de la unión europea. Esto es algo que a veces no sabemos aprovechar, y sin embargo es una gran ventaja competitiva para un estudiante. Aconsejo aprovechar los distintos programas de intercambio existentes con EE.UU, estos programas son una manera fantástica de adquirir una experiencia internacional y de conocer el país.

Por lo demás, informarse bien. En el caso de EE.UU un factor muy importante a la hora de establecerse es elegir dónde. Es un país muy grande y no es lo mismo vivir en Nueva York, que por ejemplo en Portland, Dallas, Atlanta o Denver. Las diferencias en salarios, costes de alojamiento, impuestos, educación pueden variar considerablemente.

¿Qué mensaje te gustaría trasladar a los jóvenes que ante la situación que vivimos en España se están planteando una “aventura” internacional?
Ante todo, confianza. Mi experiencia internacional me ha demostrado en muchísimas ocasiones que los universitarios españoles tenemos una gran capacidad de adaptación, y estamos sobradamente preparados para trabajar en cualquier parte del mundo. Por lo demás, no darle demasiadas vueltas. A veces tendemos a ver el hecho de salir al extranjero como un “gran paso” o una “decisión transcendental” y no tiene por qué ser así. El mundo funciona de una manera cada vez más global y la movilidad laboral es una herramienta fundamental de los profesionales de hoy.