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¿Te sientes abrumado, sobrecargado de tareas o de información, de temas pendientes en lo personal y en lo profesional y te es imposible llegar a todo aún siendo más que eficiente? Existe otra solución: aprende a decir que no.

Pero, ¿cómo puede hacerse eso? Existen algunas reglas que puedes aplicar para comenzar a hacerlo. El problema es que, no existen recetas mágicas y, posiblemente, muchas de ellas no te van a gustar.

Decir que no de forma educada puede liberar cantidades de tiempo asombrosas.

Curtis Sittenfeld

“Pero, ¿cómo hacer algo que no me gusta?”

El secreto se encuentra en la recompensa. Para hacer algo que no te gusta tu cerebro debe asociarlo con algo gratificante. En cualquier caso, no olvides:

• Recargar tu energía. Puedes recompensarte cuando alcances pequeñas metas o partes del objetivo. La recompensa puede ser sencilla, tomar algo que te guste, mantener una conversación de la que disfrutes, hacer ejercicio, …

• Ser creativo. En ocasiones debes intentar enamorarte de aquello que debes hacer. Hay muchas técnicas para buscar una nueva perspectiva y hacer que algo no sólo no te desagrade, sino incluso, te llegue a gustar.

• Crear un buen ambiente. Todo se hace más agradable en un entorno que te ayude a estar a gusto.

• Busca las horas adecuadas. Hay momentos en los que estás más cansado y todo te cuesta el doble (incluso lo que te gusta). No elijas esos momentos para lo peor.

Para comenzar puedes aplicar estas dos reglas. En primer lugar, tienes que tener claro que es lo que quieres conseguir en el corto y en el largo plazo. Es decir, debes definir perfectamente qué quieres conseguir esta semana, este mes, … y por otro lado, debes también delimitar qué quieres conseguir este año o los próximos tres años. Seguramente, para conseguir todo eso tendrás que realizar una serie de actividades que te darán una lista de 10, 20, 30 tareas. Tendrás que elegir las que puedas abarcar durante el tiempo que has predefinido y a todo lo que no esté en ella deberías decirle que no. Si te parece complejo, comienza por algo sencillo: tus objetivos profesionales de la semana.

En segundo lugar, aprende a gestionar las “nuevas ideas” y a “matar las ocurrencias”. Aunque es estupendo tener nuevas ideas suelen ser el archienemigo del tiempo, porque amplían el alcance de cualquier proyecto y restan atención a tus objetivos iniciales. Recógelas en un documento (una lista en un papel, puede servir) y reserva un tiempo para revisarlas con la periodicidad que determines. Si te siguen pareciendo maravillosas en ese momento, puedes reconsiderar incluirlas en la lista de la “próxima semana” o del próximo período de tiempo que consideres adecuado.

Por otra parte, debes tener en cuenta que, entre las cosas a incluir en tu lista de objetivos y de tareas relacionadas estaría bien que reservases tiempo para no hacer nada. ¿Por qué? Porque tu cerebro lo necesita para luego ser más creativo, para encontrar solución a los problemas. De hecho, científicos del Spanish Resting State Network demostraron que el cableado neuronal se activa en esos momentos de una forma diferente, por ello muchos expertos nos dicen aquello de que las buenas ideas nos van a surgir en la ducha, paseando, …

En cualquier caso, si no puedes decir que no, si eres de esos que siempre viven estresados, siempre te queda el consuelo de saber que, algunos estudios dicen que todo depende de ti. De hecho, desde la Universidad de Standford demostraron que el estrés incrementaba las posibilidades de morir en un 43% pero sólo para aquellos que pensaban que el estrés era perjudicial para la salud. De hecho, en esta charla TED de Kelly McGonigal, podrás ver que lo que pensemos del estrés es lo que lo convierte en un aliado o en un enemigo. Y, lo mejor (o lo peor, no hay excusas), depende de nosotros.

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